sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi Gestalt particular con el 15M tiene que ver con el momento esperado, a veces sólo soñado, del levantamiento popular como siempre lo imaginé: sin líderes, sin vanguardias, sin dogmatismos. Un movimiento asambleario, en el que cabemos tod@s.
Ante él he sentido ilusión y alegría. Dentro de él siento que estoy en un movimiento que va para largo, que “vamos despacio porque vamos lejos”. Y este ir lejos me suena a ir a la raiz, a meditación, a movimiento que busca no sólo alterar la superficie de nuestra vida sino que aspira a modificarla, a abrirla, a ampliarla, a aumentar nuestra conciencia, en profundidad.
Y este aumento de conciencia colectivo, pero también individual trae una ruptura de las ilusiones: nuestro “estado de bienestar” tiene un rastro de sangre. Nuestra riqueza viene de la pobreza de otros, podemos vivir cómodamente, con coches, energía, agua y alimentos de sobra, y empezamos a ser conscientes de que otras personas sufren nuestros excesos x1.
De la misma forma caer la ilusión de la política y la economía como ámbitos que sólo pueden ser entendidos –y atendidos – por profesionales. Los profesionales de la política y la economía nos han traído hasta aquí (y, por el camino, se han llenado los bolsillos).
Y viendo esto me planteo que estoy dispuesto a renunciar a parte de mi bienestar, de mi consumo energético, etc. Pero tengo claro que esto no lo quiero hacer por salvar la economía ni el sistema politico del mi país, ni de Europa, lo haré por la gente de a pié de cualquier lugar del mundo.
La Gestalt me ha permitido entender que no todo lo que he movilizado durante mis años de activista social estaba limpio, o era claro. He sido consciente de mi exhibicionismo, de mi incapacidad de valorar al otro, de mi exceso de dudas, a veces, o de dogmatismo otras.
Ahora estamos inmersos en un proceso constituyente a base de asambleas en las que participan miles de personas. Y veo asambleas distintas de las que yo he conocido: hay menos protagonismo, menos individualismo y las actitudes que priman son el respeto y la fraternidad, más que la rabia o la venganza. Y esto me da confianza.
 
X1. Claramente propongo el decrecimiento como forma de salir de este impasse global. Y la toma de conciencia de que apoyar a un gobierno o empresa corrupta, corrompe a quien le apoya. Estoy hablando del apoyo occidental a dictaduras como la de Guinea Ecuatorial, Marruecos, China… Entre todos los países “democráticos” y “respetuosos” con los derechos humanos sostenemos el sufrimiento de millones de personas. Y esto se puede completar con la colaboración con empresas que mantienen a estos regímenes.
 
¿Qué podemos hacer como gestaltistas para aportar nuestro granito de arena? Aquí ya hablo en plural: son muchas las asambleas, las comisiones, los grupos de trabajo. De momento, participar, empaparnos de esta energía colectiva. Y se me ocurre que podemos, quizás a través de n-1 , ir proponiendo ideas para trabajar el crecimiento personal a través del trabajo asambleario, que está cercano al grupo gestáltico. El quid de la cuestión es quien decide, y cómo se decide quien se coloca en el papel de terapeuta, o si esto se puede hacer colectivamente. Y en cuanto a los ejercicios, cada cual puede ir proponiéndolos desde su experiencia, a la comisión de dinamización de asambleas.
Seguro que podemos llegar a momentos interesantes y abrir posibilidades en nuestro compromiso social y en nuestro trabajo gestáltico.
Salud.

Kurdo
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